En un juego de high stakes, cada detalle importa. La victoria se puede lograr no solo con un alto nivel técnico, sino también con la capacidad de leer las caras de los oponentes. Los jugadores se observan atentamente unos a otros, intentando captar las más mínimas pistas para obtener ventaja. Un estudio de Eric J. Schlicht (Departamento de Psicología de Harvard) y sus colegas (del MIT, Caltech y la Universidad de Minnesota) muestra cómo las expresiones faciales de nuestro oponente pueden influir en nuestras decisiones a la hora de apostar. Los hallazgos nos permiten sacar conclusiones sobre el comportamiento humano que van mucho más allá de la mesa de poker.
El arte de leer rostros
Los jugadores de poker son conocidos por su capacidad de mantener una cara de poker, una expresión facial neutral que no revela nada sobre sus cartas. Durante mucho tiempo, este método fue el más popular, especialmente entre los jugadores que venían del online. Todo jugador experimentado recuerda la mirada penetrante de Mike McDonald o el comportamiento robótico de David Sands, quizás los maestros más famosos de la cara de poker.
Casualmente o no, este estilo parece estar en declive. Si tomamos a los líderes en ganancias de torneos profesionales del sitio web de Hendon Mob, Stephen Chidwick (tercer lugar), Nikita Bodyakovsky (sexto lugar) y, hasta cierto punto, Isaac Haxton (octavo lugar) utilizan una máscara fija en lugar de una cara. El comportamiento de los demás durante las bromas se sitúa entre la excentricidad y la afable simpatía. Miren a los veteranos en esta lista: el locuaz Daniel Negreanu (séptimo lugar) es literalmente la antítesis de cualquier apologista de la cara de poker, Erik Seidel (décimo lugar) tampoco oculta particularmente sus emociones durante las manos, y solo Phil Ivey (12º lugar) puede considerarse uno de los clásicos del estilo de juego lúgubre y amenazante.
La investigación de Schlicht, realizada y publicada en 2010, sugiere que la expresión facial más eficaz puede no ser neutral. Según sus hallazgos, las personas confiables pueden ser más poderosas e influir en sus oponentes de manera sutil pero tangible.
El equipo se centró en cómo la expresión facial de un oponente cambiaba las acciones de un sujeto en un juego competitivo. Los estudios anteriores tendían a abordar el lado racional del problema, centrándose en cómo los jugadores desarrollan estrategias basadas en el desempeño pasado. Schlicht y sus coautores llamaron la atención sobre las rápidas conclusiones que extraen partes del cerebro que son responsables no de las decisiones racionales, sino de las emocionales.
Experimento
Para investigar este fenómeno, los investigadores desarrollaron una versión simplificada del Texas Hold'em. Los participantes no recibieron ninguna respuesta sobre los resultados de sus acciones, lo que garantiza que sus elecciones estuvieron influenciadas únicamente por los conocimientos básicos del poker y las impresiones sobre la apariencia de sus oponentes.
A 14 participantes de entre 19 y 36 años, que previamente habían superado una prueba de conocimiento de las reglas del Hold'em, pero no tenían mucha experiencia (12 de ellos jugaban al poker no más de diez horas al año), se les asignó lo siguiente instrucciones. Están en la ciega grande en todas las manos y ya han puesto 100 fichas de un stack de 5.000. Su único oponente va all-in por 5.000. El participante debe elegir entre igualar o retirarse, teniendo en cuenta su mano y sus cartas comunitarias. (No está muy claro de dónde vienen las cartas comunitarias cuando la descripción de la situación es más bien preflop, pero nada es imposible en esta versión de Hold'em). La probabilidad de ganar depende del estilo de juego del oponente, pero no hay información sobre sus características. Además, los resultados de las manos no se mostrarán hasta el final del experimento.
Los experimentadores no anunciaron que las expresiones faciales de sus oponentes fueron tomadas de una base de datos especialmente creada y agrupadas en tres grupos: confiables, neutrales y no confiables. Tampoco les dijeron a los participantes que sus oponentes virtuales siempre fueron all-in con una mano aleatoria.
Un call correcto en una mano le reportaría al participante del experimento $15. Decisión equivocada: $5. Fold: en cualquier caso da $10. Volumen: 300 manos; 100 contra cada categoría de personas.
Resultados
El análisis se realizó en tres áreas: velocidad de toma de decisiones, precisión de las decisiones tomadas y frecuencia de los calls.
Velocidad. Los participantes en el experimento pensaron mucho más cuando se enfrentaron a oponentes creíbles. También les tomó mucho más tiempo hacer el fold correcto. Las decisiones correctas se realizaron con la misma rapidez que contra otros grupos.
No hubo diferencias de comportamiento frente a oponentes neutrales y sospechosos. Los autores creen que los rostros que expresan emociones positivas requieren un mayor análisis cognitivo.
Exactitud. Los participantes cometieron más errores contra oponentes creíbles. Se retiraron con más frecuencia, incluso cuando fue una decisión subóptima. Esta tendencia fue especialmente cierta en las manos marginales, donde la decisión de jugar o retirarse era menos clara. La evidencia sugiere que los jugadores pueden creer inconscientemente que los oponentes con caras creíbles están jugando con manos más fuertes.
Curiosamente, los individuos sospechosos e incluso amenazantes tienen poca influencia en la toma de decisiones. El hallazgo de esta investigación desafía la suposición común de que los rasgos negativos confieren mayor autoridad en entornos competitivos. Por el contrario, parece que las señales emocionales positivas pueden ser más disruptivas, provocando dudas y errores.
Frecuencia. Los participantes hicieron menos calls contra oponentes creíbles que contra oponentes neutrales (p<.01).
Para el par “confiable/sospechoso”, apareció una tendencia similar con un valor P* más bajo (p<.06) y, por lo tanto, no puede clasificarse como fuerte.
Límites del valor P:
La Revista de Psicología Social Básica y Aplicada (BASP) prohibió en 2015 la publicación de artículos que utilicen valores p. Los editores de la revista explicaron que no es muy difícil realizar un estudio que produzca una p < 0.05, y valores de p tan bajos suelen ser una excusa para estudios de mala calidad.
En general, el estudio encontró que los participantes cometieron un 3% más de errores frente a caras confiables que frente a otros tipos de caras. Esta cifra puede no parecer mucho a primera vista, pero los autores señalan que el ROI de los jugadores de élite en el poker online no supera el 7% (citando datos de Sharkscope sin mayor contexto, por lo que probablemente estén hablando de torneos SNG).
Conclusiones más allá de la mesa de poker
Las implicaciones de este estudio se extienden mucho más allá del juego de poker. En muchas áreas de la vida, desde negociaciones comerciales hasta campañas políticas, hacemos juicios precipitados basados en la apariencia. Comprender cómo estos juicios precipitados influyen en nuestras decisiones puede proporcionar información valiosa.
Por ejemplo, en los negocios, los gerentes suelen confiar en las primeras impresiones cuando conocen nuevos clientes o socios. Una persona confiable puede influir en las negociaciones y conducir a resultados más favorables para el participante percibido como "bueno". De manera similar, en política, los candidatos con personalidades atractivas pueden obtener una ventaja sobre sus oponentes a los ojos de los votantes.
Este trabajo es parte de un área de investigación más amplia que examina cómo se forman las primeras impresiones y cómo influyen en nuestras decisiones. Anteriormente se ha establecido que las evaluaciones inconscientes rápidas pueden influir en el comportamiento cooperativo en los juegos económicos. El estudio de Schlicht et al extiende este hallazgo a escenarios competitivos.
Cuando conocemos a una nueva persona, nuestro cerebro escanea rápidamente varios rasgos, emitiendo juicios sobre el nivel de competencia de esa persona y si se puede confiar en ella. Estas evaluaciones suelen realizarse en milisegundos y pueden influir significativamente en nuestro comportamiento.
Para los profesionales offline, puede valer la pena considerar los beneficios potenciales de crear una imagen confiable. Para los profesionales de los negocios o la política, conocer el impacto de sus expresiones faciales en otras personas puede ayudarles a gestionar su imagen de forma más eficaz.
Conclusión
Como muchos otros estudios que utilizan el poker, el trabajo de Eric Schlicht et al no se realizó para desarrollar una estrategia de poker óptima. De los 14 participantes, al menos 12 no pueden clasificarse como profesionales del poker. Es posible que la participación de participantes competentes en el experimento conduzca a resultados diferentes, y entonces será necesario extrapolar las conclusiones de los autores a los negocios y la política con ciertas reservas. Si alguno de nuestros lectores se dedica a un trabajo científico en la intersección de la psicología y la estadística, este podría servir como un buen tema para una tesis.
El propio Schlicht, habiendo recibido su Ph.D. en Harvard, trabajó en machine learning, creó un par de nuevas empresas y ahora trabaja como investigador senior en una empresa que capacita a trabajadores manuales en realidad virtual.
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